Fernando J. Nizetich
Nuestro país
suscribió numerosas veces al desarrollo propuesto por fuerzas económicas y
políticas hegemónicas a nivel mundial que propugnaban un tipo de desarrollo que
beneficiaba a sus propios intereses.
Hacia fines del
siglo XIX, de la mano de Mitre, Sarmiento, Avellaneda, Roca, suscribieron la
idea de “Argentina granero del mundo” y se ubicaron en el concierto de las
naciones como un país de matriz agropecuaria cuyo principal ingreso fue por la
exportación de materias primas.
Más acá en el
tiempo, en 1949, el presidente norteamericano Harry Truman marcó un nuevo rumbo
de Norteamérica y sus países periféricos, conseguir el desarrollo, con una
matriz de consumo propia de los países industrializados. Los países centrales
pasan a ser los ejemplos a seguir, el estándar deseable a alcanzar, el ansiado
“desarrollo”.
Tras ese anuncio,
nuestros dirigentes se encaminaron en la conquista de esa meta, contra viento y
marea, suscribieron a programas de financiamiento, deudas y planes de ajustes
varios con la pretendida intención de salir del subdesarrollo, no lo logramos.
La idea Moderna
del desarrollo trae aparejada una definición trascendental, la del dominio de
la naturaleza en manos del ser humano. “Se definió la naturaleza sin considerar
a la humanidad como parte integral de la misma. Y con esto quedó expedita la
vía para dominarla y manipularla” (Acosta 2014, p. 29). Destacados autores
desde el siglo XVI como Bacon y Descartes reafirmaron esta visión de exclusión
del ser humano de la naturaleza, incluso la Biblia en uno de sus fragmentos
sentencia en el Génesis “llenad la tierra y sometedla; dominad lo peces del
mar, las aves del cielo y todos los animales que se mueven sobre la tierra“.
Estas visiones
fueron el sustrato ideológico tanto de sectores progresistas como
conservadores, sólo los diferenciaba quien sacaba provecho de esos beneficios,
si el conjunto del pueblo o un puñado de propietarios, pero de la naturaleza y
el desarrollo de la tecnología para el dominio de la misma salía la solución a
los males.
Este postulado
derivó en un rotundo fracaso, de hecho, el planeta se viene degradando y la
pobreza, el hambre y las enfermedades crecen a un ritmo geométrico como lo hacen
algunos capitales en las bolsas de valores.
Por tales
motivos, existen en la actualidad planteos de cuestionamiento al desarrollo,
algunos plantean el decrecimiento, otros sectores, incluso de nuestro
continente rescatan valores de los pueblos originarios y nos convocan al “Buen
Vivir”.
Postulados
simples como hacer referencia a lo comunitario, la vida digna, la armonía y
equilibro con el universo y el ser humano han sido recuperados y hace pocos
años fueron incluidos en las constituciones de Ecuador y Bolivia.
Los críticos a
esta posición sostienen que aún esos postulados sólo son enunciados que hasta
el momento no fueron profundizados y los progresismos latinoamericanos no han
podido salir de la encerrona que la ha impuesto los objetivos desarrollistas de
crecimiento económico, cayendo en muchos casos en prácticas extractivistas en
desmedro de los intereses de comunidades pequeñas afectadas por el uso de la
biotecnología y la minería intensiva.
A modo de
ejemplo Gudynas nos dice “En una capital europea se discute cómo rescatar un
banco, en los Andes se promueve la minería a cielo abierto, y delegados
gubernamentales chinos planifican sus inversiones a escala mundial, y así
sucesivamente aquel viejo desarrollo que parecía caduco, en realidad permanece
vigente” (Gudynas, 2014, p. 77).
¿Es factible
este tipo de planteos en nuestro país?
En primer lugar,
es necesario analizar si fue exitoso el modelo de desarrollo propuesto por
potencias extranjeras y el capital financiero internacional. Los resultados están
a la vista, miles de desocupados, cerca de la mitad de la población inmersa en
la pobreza, un 10% de desocupados y cientos de miles de excluidos. Evidentemente
estamos ante una profunda crisis de este modelo económico.
Las prácticas de
producción agropecuaria en nuestro país incluyen la utilización de agroquímicos
y fertilizantes que deterioran el suelo produciendo de manera extensiva con
escasa utilización de mano de obra. Esta manera de producir cuenta con el
amplio espectro político de nuestro parlamento tanto a nivel nacional como de
las distintas provincias.
El desmonte del
bosque nativo avanza sin freno real produciendo un auténtico ecocidio trayendo
aparejada la destrucción de la fauna, deja a muchas poblaciones originarias sin
sustento real. La desertificación creciente acompañada por inundaciones
periódicas son sus consecuencias.
La minería
extensiva a cielo abierto es impulsada por los estados sin control cierto. La
utilización de energías alternativas no ocupa un lugar central en los debates,
y el calentamiento global arrecia con muchos de nuestros glaciares.
A juzgar por los
resultados, ¿no sería hora que comencemos a debatir un cambio de paradigma
social y productivo de la Argentina? ¿No es hora de escuchar lo que nos dicen
algunas culturas milenarias de nuestro continente que nos plantean la necesidad
de sentirnos parte de la naturaleza y no sus detractores?
Amigarse con la
naturaleza, no depredarla, apelar a la buena convivencia comunitaria, cuestionar
el patriarcado, impulsar un consumo sustentable sería comenzar a replantearse qué
es el Buen Vivir en nuestro país.
Resulta
imperioso formular un debate en camino a la construcción modelo de desarrollo
autónomo que nos incluya como integrantes de la naturaleza y que atienda a las
necesidades urgentes de los sectores más postergados. La situación a la que
hemos arribado nos obliga a poner manos a la obra.
Bibliografia.
/ Webgrafía.
-
Acosta, A. (2014) “El Buen Vivir, más allá del desarrollo”, en Delgado Ramos
G.C. (Coord.) Buena vida, buen vivir: Imaginarios alternativos para el bien
común de la humanidad. México: CLACSO, pp.21-60.
-Gudynas,
E. (2014). “El postdesarrollo como crítica y el buen vivir como alternativa”,
en Delgado Ramos G.C. (Coord.) Buena vida, buen vivir: Imaginarios alternativos
para el bien común de la humanidad. México: CLACSO, pp.61-95.
Instituto Nacional de Estadísticas y Censos. Informes técnicos
24/06/2021 Encuesta Permanente
de Hogares. Mercado de trabajo. Tasas e indicadores socioeconómicos
https://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/mercado_trabajo_eph_1trim21F7C133BA46.pdf