martes, 24 de agosto de 2021

El desafío de volver a unir la sociedad y la naturaleza


 


Fernando J. Nizetich

Nuestro país suscribió numerosas veces al desarrollo propuesto por fuerzas económicas y políticas hegemónicas a nivel mundial que propugnaban un tipo de desarrollo que beneficiaba a sus propios intereses.

Hacia fines del siglo XIX, de la mano de Mitre, Sarmiento, Avellaneda, Roca, suscribieron la idea de “Argentina granero del mundo” y se ubicaron en el concierto de las naciones como un país de matriz agropecuaria cuyo principal ingreso fue por la exportación de materias primas.

Más acá en el tiempo, en 1949, el presidente norteamericano Harry Truman marcó un nuevo rumbo de Norteamérica y sus países periféricos, conseguir el desarrollo, con una matriz de consumo propia de los países industrializados. Los países centrales pasan a ser los ejemplos a seguir, el estándar deseable a alcanzar, el ansiado “desarrollo”.

Tras ese anuncio, nuestros dirigentes se encaminaron en la conquista de esa meta, contra viento y marea, suscribieron a programas de financiamiento, deudas y planes de ajustes varios con la pretendida intención de salir del subdesarrollo, no lo logramos.

La idea Moderna del desarrollo trae aparejada una definición trascendental, la del dominio de la naturaleza en manos del ser humano. “Se definió la naturaleza sin considerar a la humanidad como parte integral de la misma. Y con esto quedó expedita la vía para dominarla y manipularla” (Acosta 2014, p. 29). Destacados autores desde el siglo XVI como Bacon y Descartes reafirmaron esta visión de exclusión del ser humano de la naturaleza, incluso la Biblia en uno de sus fragmentos sentencia en el Génesis “llenad la tierra y sometedla; dominad lo peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que se mueven sobre la tierra“.

Estas visiones fueron el sustrato ideológico tanto de sectores progresistas como conservadores, sólo los diferenciaba quien sacaba provecho de esos beneficios, si el conjunto del pueblo o un puñado de propietarios, pero de la naturaleza y el desarrollo de la tecnología para el dominio de la misma salía la solución a los males.

Este postulado derivó en un rotundo fracaso, de hecho, el planeta se viene degradando y la pobreza, el hambre y las enfermedades crecen a un ritmo geométrico como lo hacen algunos capitales en las bolsas de valores.

Por tales motivos, existen en la actualidad planteos de cuestionamiento al desarrollo, algunos plantean el decrecimiento, otros sectores, incluso de nuestro continente rescatan valores de los pueblos originarios y nos convocan al “Buen Vivir”.

Postulados simples como hacer referencia a lo comunitario, la vida digna, la armonía y equilibro con el universo y el ser humano han sido recuperados y hace pocos años fueron incluidos en las constituciones de Ecuador y Bolivia.

Los críticos a esta posición sostienen que aún esos postulados sólo son enunciados que hasta el momento no fueron profundizados y los progresismos latinoamericanos no han podido salir de la encerrona que la ha impuesto los objetivos desarrollistas de crecimiento económico, cayendo en muchos casos en prácticas extractivistas en desmedro de los intereses de comunidades pequeñas afectadas por el uso de la biotecnología y la minería intensiva.

A modo de ejemplo Gudynas nos dice “En una capital europea se discute cómo rescatar un banco, en los Andes se promueve la minería a cielo abierto, y delegados gubernamentales chinos planifican sus inversiones a escala mundial, y así sucesivamente aquel viejo desarrollo que parecía caduco, en realidad permanece vigente” (Gudynas, 2014, p. 77).

¿Es factible este tipo de planteos en nuestro país?

En primer lugar, es necesario analizar si fue exitoso el modelo de desarrollo propuesto por potencias extranjeras y el capital financiero internacional. Los resultados están a la vista, miles de desocupados, cerca de la mitad de la población inmersa en la pobreza, un 10% de desocupados y cientos de miles de excluidos. Evidentemente estamos ante una profunda crisis de este modelo económico.

Las prácticas de producción agropecuaria en nuestro país incluyen la utilización de agroquímicos y fertilizantes que deterioran el suelo produciendo de manera extensiva con escasa utilización de mano de obra. Esta manera de producir cuenta con el amplio espectro político de nuestro parlamento tanto a nivel nacional como de las distintas provincias.

El desmonte del bosque nativo avanza sin freno real produciendo un auténtico ecocidio trayendo aparejada la destrucción de la fauna, deja a muchas poblaciones originarias sin sustento real. La desertificación creciente acompañada por inundaciones periódicas son sus consecuencias.

La minería extensiva a cielo abierto es impulsada por los estados sin control cierto. La utilización de energías alternativas no ocupa un lugar central en los debates, y el calentamiento global arrecia con muchos de nuestros glaciares.

A juzgar por los resultados, ¿no sería hora que comencemos a debatir un cambio de paradigma social y productivo de la Argentina? ¿No es hora de escuchar lo que nos dicen algunas culturas milenarias de nuestro continente que nos plantean la necesidad de sentirnos parte de la naturaleza y no sus detractores?

Amigarse con la naturaleza, no depredarla, apelar a la buena convivencia comunitaria, cuestionar el patriarcado, impulsar un consumo sustentable sería comenzar a replantearse qué es el Buen Vivir en nuestro país.

Resulta imperioso formular un debate en camino a la construcción modelo de desarrollo autónomo que nos incluya como integrantes de la naturaleza y que atienda a las necesidades urgentes de los sectores más postergados. La situación a la que hemos arribado nos obliga a poner manos a la obra.

 

Bibliografia. / Webgrafía.

- Acosta, A. (2014) “El Buen Vivir, más allá del desarrollo”, en Delgado Ramos G.C. (Coord.) Buena vida, buen vivir: Imaginarios alternativos para el bien común de la humanidad. México: CLACSO, pp.21-60.

-Gudynas, E. (2014). “El postdesarrollo como crítica y el buen vivir como alternativa”, en Delgado Ramos G.C. (Coord.) Buena vida, buen vivir: Imaginarios alternativos para el bien común de la humanidad. México: CLACSO, pp.61-95.

Instituto Nacional de Estadísticas y Censos. Informes técnicos 24/06/2021 Encuesta Permanente de Hogares. Mercado de trabajo. Tasas e indicadores socioeconómicos

https://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/mercado_trabajo_eph_1trim21F7C133BA46.pdf